martes, 24 de noviembre de 2020


 ALMACENES DE MI BARRIO:



Hoy vienen a mi memoria almacenes cercanos a la Placita y seguramente Uds. recordarán otros e indudablemente la mente nos llevará  a hermosos recuerdos de nuestra niñez. 

Los tres recuerdos que comparto son íconos del barrio.-

Los hermanos Bontempo:

En la esquina de las calles Juramento y Domingo Matheu (en frente de la casa de mi compañero de la 18 Eduardo Balestrini), vivian tres hermanos: Nelly, Hilda y Carlos, mas conocido por Carlitos, eran los propietarios de un almacén importante del barrio.

fotograafia Google Maps

Los hermanos
eran muy amables, estando el negocio muy bien abastecido. Nuestros padres podían comprar todo lo que se te ocurra, recuerdo sus vitrinas fideeras, las latas de galletitas, muy buenos quesos y fiambres, también vendían por kilo  azúcar y harina.


 

La caramelera (en donde se posaban los ojos de los niños) exhibía golosinas en donde podías encontrar tus "colegiales" para el recreo escolar, o las gallinitas de azúcar, los caramelos de dulce de leche  mú-mú y más tarde los chiclets yum-yum, Plop y Bazzoka.-


Siempre era buena la ocasión para que tu mamá te mandara a hacer "los mandados", porque algún premio tenías asegurado.

No puedo olvidar cuando tú mamá compraba  azúcar refinada (la de los terrones), usaban una cuchara especial para sacarla del cubículo de madera  y la envolvían en papel  de almacén con un  repulgue cual empanada criolla, también podías comprar el dulce de leche, que lo servían con una palita de madera. ¡Una delicia!..


También vendían el kerosene para las estufas y cocinas de nuestras casas y por supuesto no faltaba la clásica libreta de almacero.-

Ellos eran uno de los pocos  que tenían teléfono y hasta este lugar  acudían los vecinos a solicitar prestado el  vital aparato. Noviazgos, trabajos, nacimientos, alegrías y tristezas de aquellos tiempos pasaban  en ese rinconcito del almacén.E

En verdad los almacenes de aquellos tiempos eran algo así como un centro cívico o comunitario.

 

Doña  Amalia:

En el ante-esquina de Almafuerte y Mendoza (ex Moreno) había un almacén atendida por su dueña: Doña Amalia y su esposo con una excelente clientela.

La particularidad de Doña Amalia era que además tenía anexo el despacho de bebidas. Al boliche se podía pasar corriendo una cortina de tela directamente desde el almacén o también desde la puerta de entrada a la casa.-


Teóricamente los niños no podíamos pasar, pero la curiosidad podía más, mientras las mamás compraban, corríamos las cortina  y ahí veíamos el famoso estaño y siempre había algún parroquiano bebiendo un moscato,  una ginebra o vermouthcito. Desgraciadamente, por ese entonces algunos hombres que habían pasado por los horrores de la guerra, pasaban por boliche para olvidar sus penas, entre ellos el pobrecito Petrushka.-

 

La Pobladora:

En la revista Tiempo editada en ocasión de los 60 años de Carapachay, se cuenta la historia de este tan conocido almacén de Carapachay. El negocio, dice Tiempo  es producto de una emprendedora    tenaz: la Señora Andreni .  A los 42 años compró varios lotes y construyó varias casas, un almacén y un pensionado.

Esquina en donde estaba La Pobladora-Fte Google

 

El almacén  estaba ubicado en la esquina de Independencia y Ascasubi, posteriormente fue vendido al no menos conocido “Leoncio”  Salvado, quien estuvo al frente del negocio varios años, para cerrarlo más tarde y dedicarse exclusivamente a la hotelería.-

Estimados amigos espero les haya gustado, hasta el próximo recuerdo