A
lo largo de mis recuerdos, mencionaré a muchos vecinos y amigos, pero por alguien
hay que empezar, y ese vecino, amigo y tío postizo es José Paredes.-
José
Paredes, o simplemente el “Gallego
Paredes”, ha sido un vecino ejemplar,
que seguramente al leer estas líneas la
mayoría coincidirá conmigo, que fue una persona que como pocas hizo por la
comunidad y tal vez no tuvo el reconocimiento que mereciera.-.
El
Gallego fue parte de lo que considero mi formación personal, fue un gran amigo
de mi viejo y para nosotros alguien más de mi familia.
En
su casa pasé muchas horas de mi niñez y juventud.
Paredes
ese amigo de juventud de mi viejo, quiso la vida que también fueran vecinos. Estaba casado con Chiquita Bellovino,
y tuvieron un hijo: Mario, a quien por esas cosas de la vida
perdí el rastro, pero forma parte del grupo de amigos que no se olvidan.-
José
Paredes es digno de imitar, varias veces
me referiré a el.
Multifacético:
autodidacta, lector incansable, agnóstico,
decorador, escultor, pintor , guitarrero, restaurador de arte, peluquero, fileteador, laburante de pico y pala, y hasta inventor, pero por sobre todas las cosas un ser
extremadamente solidario.-
Pasó
muchas necesidades, por dedicar su tiempo a los demás.
Seguramente
muchos al leer esto lo recuerden.-
José,
tenía dos hermosos terrenos ubicados en
calle Marcelo T.deAlvear (hoy Chiclana)
al 5.500, frente a la casa de la familia Viñao.
Al inicio de la construcción de su Chalet y dos
departamentos, se instaló en una casita
precaria que el llamaba el “rancho”. Con sus manos fue construyendo todas y
cada una de las partes de su chalet.-
Quizá
nunca terminó del todo su obra, que fue realizando paso a paso con innovaciones
que creo aún no son utilizadas en construcciones supermodernas.-
Desde
los mármoles reconstituidos y pulidos artesanalmente, pisos, piedras y
revestimientos en madera, fueron realizados por las manos del artista.-
Pero
lo más importante de José y su familia,
era la calidez del hogar.-
Los
vecinos llegaban a su casa saltando el cerco, llamaban y entraban.
Mientras
trabajaba en sus moldes para proveer a talleres de marcos, moldeaba la arcilla que finalmente
fundía en azufre y reforzaba en
yeso…siempre había un lugar para el que llegaba.-
Fueron
famosas la construcción de las casitas barométricas, dando trabajo a varias
familias del barrio.
Tenía
la habilidad de trabajar y a la vez un oído atento al que acudía a visitarlo.
Nunca
faltaban los bizcochitos de grasa o las galletitas de coco, junto al mate que
chiquita preparaba para compartir.-
Cuando
llegaba la tarde, eran común ver a los
vecinos inmigrantes solitarios de la vieja Yugoslavia ( Don José Radevenjich y Ladislado seguro eran
de la partida), Ellos se acercaban para
compartir su soledad.-
No fuimos pocos los chicos que recurríamos a José para que nos ayudara en la tarea
escolar.
Su
casa también era algo así como librería de viejo: gran lector y acumulador de
cuanto libro había por ahí, un antecesor vivo de Wikipedia.-
Siempre
tuvo una obsesión: que todos los chicos del barrio terminaran su escuela
secundaria y colaboraba con los padres para inculcarles el valor de la
instrucción.-
También
no era extraño que su viejo taburete de
asiento partido, oficiara de sillón de
peluquero para quien escaso de monedas
tuviera un corte gratis. Tal vez algún “tiron de pelo” se llevaba porque
faltaban los recursos para afilar la vieja maquinita.-
Claro
está, que luego vendrían los apurones y pasaba largas horas por las noches para
terminar los trabajos pendientes y necesitaba entregar para generar los
ingresos del hogar.-
Por su casa, algo así como un ateneo, además de
mi padre solían pasar, aunque más no sea para un un saludo y abrazo cordial:
Vicente Verosto, Don Ángel Sturla y su hijo Alberto, Los Parini (Padre e Hijo),
su cuñado Rogelio y muchos otros.
Estos
vecinos, enredador del Gallego Paredes, en la práctica formaron una cuasi
cooperativa, y fueron muchas las manos que se intercambiaron cuando nuestro barrio recién empezaba. Levantar paredes,
revocar, salvar pozos de agua, lozas que hacer…en fin mucha tarea comunitaria.
Finalmente
quiero destacar y entroncar este relato
con otra cosa no menos importante, que
hace a los artistas de nuestro barrio.-
Seguramente
volveré sobre la vida de José, hay mucho para contar, solamente agrego para no
abrumar:
Era
común que en la casa de Paredes se reunieran el Dr. Ginés Mayoral, junto con
los pintores Enrique Rodríguez y Carlos Roger.-
Pero
de eso hablamos en el próximo capitulo
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