lunes, 27 de febrero de 2017

DE CANTEROS, GUARDIANES Y JARDINEROS:




La placita de mi infancia, al principio no tenía hamacas, ni toboganes, ni subibaja. Estos llegarían con el tiempo (alrededor de 1957/58).
La primera  casilla del guardián, era una pequeña garita (similar a la de los vigiladores), construida en madera  y también pintada de  verde inglés, estaba ubicada en Lope de Vega y Esquiú.-

La casilla albergó primero a  Don Matías (un italiano muy gruñón), quien solía corrernos blandiendo su bastón (léase  palo de escoba), mientras hacía  sonar insistentemente su silbato de referí.
Más tarde vendría “El turco sesino” (sí: “sesino”), que más que turco nos parecía el mismísimo Hitler  por su uniforme  gris,   gorra de general y bigotitos al tono.-
…pobre tipo creo que lo hacíamos renegar demasiado y el mote era producto de nuestra imaginación.-

Volviendo a los canteros, se estableció naturalmente una zona para cada edad y actividad que realizábamos

En el triángulo trunco formado a partir de la esquina de Guemes (Ascasubi)  y Moreno (Mendoza) encontramos dos palmeras y grupo de moras enanas.
Se imaginan las panzadas que nos hacíamos ¿no?, pobres plantas.-
Este cantero era para los más chicos.-

En el otro cantero frente al anterior (También con palmera y moras), es decir el  que se formaba a partir de Moreno y Lope de Vega, era sector de “los más grandes” donde  jugaban a la pelota.
Demás está decir que nunca creció el pasto y era el lugar en el que solían practicar “running” nuestros queridos guardianes.-

Los canteros que se formaban entre Lope de Vega y Guemes por sobre Fray  Mamerto Esquiú eran los que generalmente se usaban para alguna otra actividad física y remontar nuestros barriletes, lo que será motivo de otras historias por contar -
  
La plaza tardó en tener agua, su tanque y la respectiva casilla para la bomba. Mientras tanto, sus canteros estaban muy bien cuidados, algunas plantas soportaban estoicamente y  tenía  hermosos aromos que en época de florecer realmente la convertían un espectacular lugar –

El campo, La Placita, los aromos, los pájaros,  mariposas  y durante la noche los bichitos de luz, hacían del lugar algo inolvidable a pesar de la austeridad de entonces.-

Tenía por jardinero a Don Amado,  que la cuidaba con mucha dedicación.-
Nuestro jardinero era  conocido por el apodo de: El Turco o El Gaucho Amado. –
Era un árabe acriollado,  tomador de mate, a quien veíamos ataviado como un verdadero gaucho en las fiestas patrias, con bombacha de campo, rastra, facón de plata, botas acordionadas con espuelas y sombrero de ala ancha.-
Cuando trabajaba también usaba ropa de campo: bombacha, alpargatas, faja negra, pañuelo al cuello y boina negra.-
Por mucho tiempo trabajó sólo con su pala, rastrillo y guadaña para mantener hermosa la plaza, con el tiempo tuvo un ayudante cuyo nombre nunca supe, pero era un tanito laburador al igual que el turco Amado.-

Adónde quieran que estén todos los inmigrantes  aquí recordados: gracias por cuidar nuestro lugar y por habitar en nuestro País.-


*continuará.-