A
lo largo de mis relatos, mencionaré a este lugar único e irrepetible dentro de
mi vida.
La
hermosa Plaza Sarmiento que todos conocen es un ícono de nuestro propio barrio
y de lugares vecinos.-
La
foto que ilustra el Capítulo “el camino de las cinacinas” , es un año anterior a mi nacimiento, la plaza fue
cambiando con los años por acción de los gobiernos, vecinos y otras entidades.
Eso desde lo formal e histórico, si se quiere.-
“Mi
Plaza”, es distinta y creo que cada uno tiene su propia plaza, en los sueños y
recuerdos de la infancia y juventud.-
La
placita de mis primeros recuerdos, es un
poquito distinta de la foto de 1948.-
Por
empezar, era parte de mi casa, era como el jardín o continuidad del patio.-
Bastaba
abrir la puertita de calle, saltar la zanja, cruzar la calle y estar jugando en
ella.-
No
había, no existía peligro alguno, salvo algún perro cabrón, un abrojo o cardo
que te pinchara o una caída circunstancial del triciclo, bici, autito o sulky,
que condujeras.-
Esa
plaza era modesta, tenía un alambrado perimetral. Eran postes de madera de
próximamente 1,20 mts, pintados de verde inglés, con punta pirámide color
blanco.
Los
postes estarían (cálculo) distanciados por dos/tres metros y cuatro hiladas de alambre, debidamente
tensadas.-
Se
ingresaba por las esquinas o mitad de
cuadra.-
Tenía
postes dispuestos de tal forma de obligar a hacer un zigzag para poder
ingresar.-
La
razón del alambrado era: evitar el ingreso de los caballos.-
Los
canteros se formaban por el cruce de las diagonales que partían de las esquinas
y por tres caminos concéntricos y en el
más chico de ellos estaba el mástil.-
Los
caminos fueron primero de tierra y tenían un encanto especial, después de los
días de lluvia: el barro…obviamente, luego vendría la casi segura paliza, pero era una fiesta que bien valía el reto.-
Más
tarde vendrían los de granza, asfalto y todas las hermosuras que hoy tiene la Placita.
...continuará.-
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